En este artículo aprenderás:
¿Necesitas reemplazar una pieza dental y te preguntas cuál es la mejor opción?
Hoy en día, gracias a los avances en implantología, puedes elegir entre implantes dentales tradicionales o implantes en un día, también llamados de carga inmediata.
Ambos buscan devolverte la funcionalidad y la estética de tu sonrisa, pero tienen diferencias importantes en tiempos, técnicas y resultados. Por eso, si estás valorando esta opción, es clave conocer qué los distingue.
En este artículo te contamos las diferencias principales entre ambos tratamientos para ayudarte a elegir con confianza la opción que mejor se adapta a ti.
¿Qué son los implantes dentales tradicionales?
Los implantes dentales tradicionales son el método más utilizado y con mayor respaldo clínico para reemplazar dientes perdidos.
Se colocan en el hueso maxilar o mandibular y actúan como una raíz artificial sobre la que, una vez cicatrizada la zona, se coloca la corona definitiva.
Este tratamiento se realiza en varias fases:
- Primero se coloca el implante quirúrgicamente en el hueso.
- Se deja pasar un periodo de osteointegración (entre 2 y 6 meses), durante el cual el implante se fusiona de forma natural con el hueso.
- Una vez integrado, se coloca la corona o prótesis definitiva.
Este enfoque ofrece una alta tasa de éxito y durabilidad a largo plazo. Aunque el proceso es más lento, permite controlar cada etapa cuidadosamente, especialmente en pacientes con condiciones bucales complejas.
Es ideal para quienes no tienen prisa y prefieren asegurar una integración ósea sólida antes de colocar la prótesis.
¿Qué son los implantes de carga inmediata?
Los implantes de carga inmediata, conocidos popularmente como implantes en un día, son una técnica avanzada que permite colocar el implante y una prótesis provisional en la misma intervención quirúrgica.

A diferencia del procedimiento tradicional, aquí no se espera a que el implante se integre por completo en el hueso antes de colocar el diente. En lugar de eso, el paciente sale de la clínica el mismo día con dientes fijos colocados sobre los implantes recién puestos.
Eso sí, es importante saber que:
- La prótesis que se coloca ese mismo día es provisional.
- Después de unos meses, cuando la osteointegración se haya completado, se sustituye por la prótesis definitiva.
Esta técnica es ideal para pacientes con buena salud bucodental, suficiente cantidad de hueso y que cumplen ciertos requisitos clínicos. Aunque no todos los casos son aptos, cuando se puede aplicar, supone una mejora enorme en tiempos, estética y calidad de vida inmediata.
Principales diferencias entre ambos procedimientos
Aunque tanto los implantes tradicionales como los de carga inmediata buscan el mismo resultado —reemplazar dientes perdidos de forma fija y duradera—, la forma de hacerlo es muy diferente. Estas son las principales diferencias entre ambos tratamientos:
1. Tiempo de tratamiento
- Implantes tradicionales: requieren un tiempo de espera de entre 2 y 6 meses para que el implante se integre con el hueso antes de colocar la prótesis definitiva.
- Implantes en un día: se coloca el implante y una prótesis provisional en la misma cita, reduciendo el proceso a unas pocas horas.

2. Número de citas y fases
- Tradicionales: varias fases (cirugía, control, colocación de corona) repartidas a lo largo de semanas o meses.
- En un día: intervención más intensiva pero con menos citas, lo que supone mayor comodidad para el paciente.
3. Integración del implante
- Tradicionales: primero se coloca el implante y luego se espera a que el cuerpo lo acepte antes de colocar la prótesis.
- Carga inmediata: la prótesis provisional se coloca desde el principio, siempre que la estabilidad del implante lo permita.
4. Requisitos del paciente
- Implantes tradicionales: aptos para casi cualquier paciente, incluso con poco hueso.
- Implantes en un día: requieren buena cantidad y calidad ósea, así como un control riguroso de la salud bucodental.
5. Estética y funcionalidad inmediata
- Tradicionales: hay que esperar para ver el resultado final.
- En un día: el paciente sale con una sonrisa funcional y estética desde el primer momento.
Causas más frecuentes de rechazo de un implante
Aunque los implantes dentales tienen una alta tasa de éxito, en algunos casos pueden presentar complicaciones que impiden su correcta integración en el hueso.
Esto es lo que comúnmente se conoce como “rechazo del implante”, aunque en realidad suele tratarse de una falla en la osteointegración o de una infección periimplantaria.
Estas son las causas más habituales:
1. Mala higiene oral
La acumulación de placa y bacterias alrededor del implante puede provocar una infección en los tejidos (periimplantitis), lo que compromete su estabilidad y puede llevar al fracaso del tratamiento.
2. Tabaquismo
Fumar reduce la oxigenación de los tejidos, retrasa la cicatrización y disminuye la capacidad del hueso para integrarse con el implante, aumentando considerablemente el riesgo de rechazo.
3. Enfermedades sistémicas mal controladas
Condiciones como diabetes mal controlada o problemas inmunológicos pueden interferir en el proceso de curación y aumentar el riesgo de complicaciones.
4. Bruxismo (rechinar los dientes)
Las fuerzas excesivas provocadas por el bruxismo pueden generar microtraumatismos en el implante recién colocado, impidiendo que se integre correctamente o aflojándolo con el tiempo.
5. Falta de estabilidad primaria
Si el implante no queda bien fijado al hueso desde el principio, puede moverse antes de que se haya integrado, dificultando su osteointegración y provocando el fallo.
6. Infección postoperatoria
Cualquier infección tras la cirugía, ya sea en el hueso o en los tejidos blandos, puede impedir que el implante cicatrice correctamente, derivando en inflamación, dolor y pérdida del implante.
Solución al rechazo de un implante dental: ¿Qué hacer ante esta situación?
Si un implante dental ha fallado o presenta signos de rechazo, lo más importante es actuar cuanto antes.
Acude a tu dentista para que valore la causa concreta y determine el mejor plan de acción.
En muchos casos, se puede:
- Retirar el implante fallido si hay infección o movilidad.
- Tratar la zona con antibióticos, limpieza o regeneración ósea si es necesario.
- Colocar un nuevo implante pasado un tiempo, una vez que los tejidos hayan cicatrizado correctamente.
Cada caso es distinto, pero con una buena evaluación y seguimiento, es posible recuperar la función y la estética con éxito, incluso después de un rechazo.